Miras por la ventana,
sientes el olvido,
tu llama se apaga,
olvidas lo vivido.
No hay felicidad,
tu esperanza se evapora,
mientras el corazón, lo corrobora,
apenas agitándose,
pues tu corazón está congelado,
asustado, de lo que sucede.
Ya no sientes la sangre caliente,
no te identificas con cosas rosas,
ni con las rosas,
nada de primavera,
quieres el invierno,
el frio y hielo te identifica.
Sientes la soledad,
sientes el abandono,
mientras tu pupila se irrita,
nadie contigo se identifica.
Nadie quiere hablarte,
ni tu hablar con ellos,
prefieres alejarte,
correr a alguna parte,
pero sin frenos.
Te vas,
te alejas,
trasciendes,
ves lo malo y lo bueno por igual.
Te miras,
te quejas,
asciendes,
dejas de darle importancia a la realidad.
Te apagas,
te olvidas,
desciendes,
te estrellas contra la verdad.
Sonríes sin sentir,
lloras por seguir,
te vas sin saber a dónde ir,
ya no sabes vivir,
sigues aquí
o eso es, lo que creemos al verte,
sombra inerte,
puño fuerte,
alma rota,
desafinada la nota,
cerrada la boca,
cae la gota.
Siempre creyendo ser diferente,
por ser la oveja negra de tú gente,
pero solo eres de un árbol,
una hoja como cualquiera,
marchitada en primavera.