Porque he tenido como un derecho de mi existencia
sentir el calor de las pisadas del corazón
en la costura interior de cada hombre
que es sólo un aerolito lanzado al vacío
he sudado costa a costa la franqueza de mis vicios
El alma locuaz de mis vecinos ha sido siempre
la balanza donde mis aullidos fermentaron
ambiciones nebulosas
(porque también soy una bestia)
pero en ella también he levantado
como pensamiento inconsútil
la túnica de mi fervor por las cosas bellas del mundo
pues a pesar de todo sonrío todavía
Soy un temblor cuando me entierro en los volcanes
de la ira
aunque he tenido apariencia de cordero sin malicia
pues entiendo que el llanto está mejor en el
bolsillo de
cualquier pantalón almidonado
para no enlutar el rostro con pesadillas liquidas
Cuando me convierta en un estúpido no volveré a reír
Cuando el hilo musical de mi garganta reviente
en un bostezo sin trabajo lucrativo
una gota de hiel será suficiente para mi tristeza
Pero antes de que esto ocurra estaré
muertecito como cualquier costumbre
prolongada en el humo