Hay una sombra en el espejo, de alguien que estuvo durante mucho tiempo de pie. Su rostro se desdibujó, su piel se oscureció, parece tan solo el rastro de algún ser tan triste, que olvidó llevarse su propio reflejo.
La sombra, cada vez se hace más clara, se comienza a desaparecer, una persona que fue y ya no es, ni será, una persona que dejó algo, aunque sin pensarlo, sin saberlo o imaginarlo, ha soltado su oscuridad para caminar hacia un espacio donde pueda tocar la luz, su pálida piel y sus cansados ojos.
Hay una persona frente a la puerta, ha venido desde algún lugar, quiere pasar y pararse junto a la sombra, hasta que pueda ocupar su lugar, esta es una nueva persona, que dice ser la misma pero diferente, alguien que quiere ver su reflejo a colores en contraste con la oscuridad.
Déjale pasar, déjale colorear los cristales y que al abrir la puerta pueda en él, el sol brillar.
Aún está la sombra, pronto se desvanecerá.