Sombra dormida en un jardín de luna
que atrae ese tiempo del llanto espacios
dormidos, hoy despiertos de melancolía
con agua de música y lágrima bajo la hierba.
Pero la sombra de la vida, es triste,
hasta que la rosa mira por el balcón,
entonces, toda tristeza se hace primavera,
y todo cobra vida verde y ojos en el cielo.
Ese jardín celeste son perlas de oro,
poesías de agua fantástica salvadoras,
luego, otra vez un mar de desdichas
vuelven sus olas como un beso de fuego.
Lluvia de otoño y las hojas muertas
vuelven a llamar al silencio solitario,
y todo es oscuridad y vieja la rosa:
nunca nos veremos en ese jardín de luna.
NACHO REY