Golpeas mis sentidos como roció de lluvia en la mañana, o cuando la noche cae, o en cada tarde en que las hojas de aquel árbol golpean suavemente mi ventana cuando de su tronco se desprenden.
Acaricias sentimientos que se encuentran refugiados bajo la placida luna que te cuida cada vez que la sombra nos cobija y en la tibieza mansa del sol que nace y resplandece.
Amada mía…
Te percibo cada día en tus momentos, en tus rincones y espacios que permiten que te encuentre.
Y aún lejos, cuando marchas y la calma llega, tu cuerpo se mantiene enredado en mi mente porque vives en mí, sin complejos ni culpas incipientes, descubriéndome en sonrisas y palabras inocentes, en promesas y deseos, y en la comisura de tus labios que con besos me sorprenden
Vives en mí… y en el camino que me lleva cada día a quererte y a sentir que no hay pasado que me aleje, que me duela o que me impida retenerte
- Rafael Blanco -