Almohade

La muerte de un poema

Diez años me duró este poema

metido en mis carnes

entre piel y venas

teñido de sangre con sus carreras

y ahora es ceniza en mi papelera

mientras mi boca de pena se seca

y el tequila arde de risa por la espera,

miradme bien malditas letras

que esperais a vuestras hermanas

muertas de inocencia.

Mas me valdría la pena recoger la

basura 

que morir por ellas.