Hoy, como en otras tintas, enfría mi noche,
no hay rocío de niebla negra en su verbo,
no hay pestaña de silencio en su silencio,
teje en peña y lunas abrigos de bosque.
La madera empaña el tacto y muere,
lejos de incierta sangre y latidos breves,
susurrante murmuro de cielo raso
es su rastro al paso del tiempo llano.
Pero el plácido sueño no se detiene,
ocultas de vendavales volubles
sueñan nuestras golondrinas de otoño.
Luego, en la penumbra aparece dulce,
su raudo, su taciturno pelaje,
durmiendo la noche en tormenta grácil.
Martin Blythe
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ne m\'oublie pas