Aquella tarde me enseñaste,
como igualar con éxito los centímetros que nos separan,
tan sólo había que acertar,
a emparejar y sellar,
tu boca y la mía.
Y luego... ...
nos pusimos a inventar,
aquel infierno que sabía a cielo,
donde destrozamos complejos,
y nos quitamos la ropa.
Rompimos tantos pedazos,
de caricias y besos,
que el aíre se llenó de ellos,
y mi garganta no entendía,
que si era yo quien se ahogaba,
o me ahogaba contigo.
Nunca supe como llegaste,
sin buscar ni desearte,
anhelo con ansias...
...que sepas quedarte.
a.rodríguez.