Roja es la fragancia del dolor que asoma,
tras viejos textos descontextualizados,
dónde la composición literaria se agarra vertiginosa
a las marcas del pasado. A mi amigo acudo
y con él ya no hallo consuelo, pero sí maravillas
que atesoran la gloria en el candor de su halo.
¡Ay! para qué ya el sufrimiento, si libertad eres mi diosa,
para qué armonizar la humildad, si la magnanimidad
nos deleita con la exquisita suavidad del marfil,
sin deseos presurosos de alcanzar otro aposento
u otra bella figura deleitándose con intrínseca justicia.
¡La gracia del Espíritu está danzando en tí!
Galilea R