rumiante

Las ideas

Respiro palabras durante el día. Mil versos y poemas han transitado por mi cabeza, desde arte con desgano hasta ejemplares con detalles minuciosos. Son tantas las palabras que al mezclarse forman obras complejas, sociedades imaginarias con autonomía y gobierno independiente.

De manera tal es que crecen, que la belleza y libertad conjugan la base de estas sociedades anágenas. Coléricas en crecimiento, tienden a tener un ciclo de vida predeterminado.

Constante es que, en cierto punto, los gremios más valientes se organicen para arremeter contra la injusticia de su prisión, motín de fuga de prisión de sus bóvedas craneales.

La lucha desemboca en un fenómeno migratorio, que en sentido unidireccional, esfuma recuerdos y memorias. Solo percibo el frenesí de la huida por el sabroso rastro de palabras que queda en la punta de mi lengua; amarga siempre alerta de fugas exitosas.

Una vez suben al viento, buscan nido en cabezas ajenas. Ahí han de esperar el momento ideal para organizar un nuevo golpe de estado que libere a sus compañeras.

A veces, cuando me planto de frente, capturo las palabras en papel. Las atrapo de por vida en cárceles blancas de dos dimensiones. Sin enorgullecerme, dispongo su libertad para mi goce.