Una noche más en mi desvelo,
Acumulando sentimientos encontrados,
Gotas como rocío resbalan de mi piel,
Recordando felices momentos del ayer,
Vuelvo de nuevo a mis versos de triste desespero,
De los buenos momentos que en nuestro ayer nos regalamos.
Aquel ayer, de una mañana calida y brisa fresca,
Mientras tus ojos expresaban a silencioso grito,
El amor que profesaba tu cariño,
Y tus manos consintiéndome como un niño,
Y en tus labios el susurro de un te amo.
Aquel ayer, donde el invierno era nuestra primavera,
Y en el frío atardecer de un día lluvioso,
Nuestros cuerpos encontraban ruborosos,
El amor que expresaban nuestras manos,
El lenguaje del amor en nuestros labios,
Que entendimos tu y yo a la primera.
Ese mismo ayer que al caer la noche,
Con su manto oscuro de azabache,
En tus ojos miraba los luceros,
Y la luna era nuestra confidente,
Con su luz iluminaba tenuemente,
Nuestro nido de amor, un derroche.
Derroche de versos y besos a mi amada,
En silente voz a su oído,
Entonaba mis versos con esmero,
Viviendo muestra noche soñada,
Donde no existía el desespero.
De aquel ayer solo un recuerdo nos queda,
Indeleble en mi mente se encuentra,
Tal vez no volverán los momentos,
O el amor traerlos quizás pueda,
Pues la vida como una rueda,
Es el final, sin un cuento!.
Richard S.