Entrando en un cañón a la deriva,
Una señal de advertencia se ve desde arriba,
Cuidadosamente amarrándome las agujetas,
Una de ellas casi imposible de desenredar,
Si quiero continuar haciendo senderismo,
De volada una agujeta tendré que cortar.
Sin rima y sin razón decido a la marcha entrar,
Tabla de elementos parece el mapa de la ruta,
Caminando contigo me siento un capitán,
Mi alma cumplida una enorme embarcación,
Los rayos solares la tripulación del barco,
Que al compás de mis pasos iluminan mi sombra de paso.
Un espejismo alcanza de lejos mi vista,
Que durante el día se detiene y me mira,
Me mira y un águila vuela encima,
Clara señal de Tú omnipresencia en mi vida.
En el trono de tu Santidad yo quiero entrar,
Enséñame a siempre de tu lado caminar.