Vuelves, oh sol, a señalar el día
en que viste enlazar dos corazones
frente a tu esfera, sin darte razones,
dos adolescentes llenos de amor y alegría;
Y a mí me viste en exuberante melodía
Como el pájaro canta a la tarde nueva,
al ver los albores de la primavera
brotar nuevos retoños cada día.
Desde entonces, oh sol, la noche no es oscura
sus ojos de diamantes en azul terciopelo
alumbran la senda con su amor de fuego.
Dulce, cual la miel, ha sido esta aventura,
un amor desbordado como la lluvia del cielo,
¡Treinta y nueve años de eterno riego!