Señora de la misericordia y el dulzor,
a ti acudimos los hijos de esta tierra
que, en el dolor, a la oración se aferra.
Milagrosa que, con tus pies pisas terror
y, a quien, las serpientes tienen temor.
Tú que has sido Madre y Señora, mira
a tu prole, que la canalla daña con ira.
Rogamos Madre bendita con humildad;
Suplicamos nos llenes el alma de bondad
y te pedimos nos ayudes a vivificar el amor.
En un acto de clemencia te rogamos Libertad.
Señora llena de bondades escucha a tu gente,
ten con ellos un acto de piedad y humanidad.
Tú conoces, por tu hijo, a los seres sufrientes.
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¡Ante tu trono acudimos pidiendo indulgencia,
perdón por los fallos y un acto de benevolencia!