Y ahora qué
vuelves a dejarme sin remos
adherida a la constante ponzoña
de tus ataques medievales
Indefensa del tropel
de ideas caducas
que llevas como escudo
y ese terror tan enorme
que le tienes a los espejos
y a la carpa
donde la realidad vive a gritos
Nuevamente me lanzas a los farallones
de ese silencio atroz
que enturbia
cualquier elocuencia
o sino escondido
en tu propio carapacho
donde la maldad es quien
custodia
la mayor parte de tus sentidos
Mientras el traje de espía mayor
dormita en los aleros
y las dormideras
Y ahora qué
harás desde tu escondite
satisfecho del moho
que comienza a lanzar sus aletazos