La brevedad de los instantes,
El musical de los que ríen;
La noche pasajera melancólica,
Pero el dulce insomnio
Que dilata mis pupilas
Para entrar en el soneto
Inconstante de tus sueños alocados.
Frágil cristal,
Dulce miel de los paneles
Destiladores de leche y azúcar,
Y color canela tus ojos;
Siendo tu piel sutil
Como el viento y el áloe.
¿Será mis manos suave seda?
O ¿Será tu piel un tálamo de rosas y jazmines,
Resguardados por un jaguar
De delicados olores?
Mi olfato se pierde
Entre tus fragancias,
Mis oídos caen al vacio
Y mis ojos sueñan
En poseer los tuyos.
Delicada hortensia azucenada,
Frágil clavel deshojado
Por mis lánguidos labios
Devoradores que caen gritando
De alegría y algazara.
Entras en el exquisito éxtasis
Del mañanero,
Pero en la hora del después
Y cuando despiertas oyes
El grito del sonoro despertador,
Dándote cuenta que todo
Ha sido un vil sueño.