Izandro

Mi Todo

 

Acariciaste mi rostro,

Como tela delgada hecha ceniza, en un halo de viento,

Tu piel estaba formada por pétalos de rosas,

Y tu aroma de la savia de una gardenia,

Cerré mis ojos y lo sutil de tu caricia,

Se encarnó tatuada en mi mejilla y también dentro de mi pecho;

 

A veces me pregunto,

¿de donde vienen las cenizas que el viento trae?

Y miro hacia el horizonte del bello cielo,

Aguardando tus palabras y una sonrisa;

 

A tu lado aprendí a diferenciar,

El momento en que la luz nace,

Apagando en silencio a la oscuridad que duerme,

Y aprendí que a tu lado el tiempo es evasivo,

Porque un segundo a tu lado y muy contigo,

Es como una eternidad divina;

 

Por si alguna vez te preguntas,

Si es que realmente yo te quiero,

O si en el momento en que tú me piensas,

Yo también lo estaré haciendo,

me basta con decirte,

Que eres el aire dentro de mi pecho,

Y el húmedo beso que vive en mi sangre,

Que eres aroma dormido en un pañuelo,

Y un mechón de tus cabellos,

Enredado fuerte en el medio de los míos;

 

Contigo a mi lado comprendí,

Que el Amor no tiene edad ni tiempo,

Y que tampoco tiene un dueño,

Y menos, un solo beso sin juramento,

El Amor es absoluto y consecuente,

El Amor es un idilio entre dos miradas y un beso;

 

Contigo a mi lado aprendí,

A Amar con el sol y también con la madrugada,

A sentir calor con tan solo tu recuerdo,

A pesar de la lluvia y de la granizada,

Y comprendí entónces,

Que eres tú mi todo,

Y que sin ti... yo sería menos,

un poco menos... que la nada.