Me dolió el corazón por lo que hiciste,
más logré superarlo al olvidarte;
y dejé la locura de extrañarte
pues mi amor tu jamás lo comprendiste.
Me curé de la herida que infringiste,
y logré de mis sueños arrancarte;
y te juro, dejé ya de adorarte
extrayendo el veneno que me diste.
Expulse del recuerdo tu figura
recobrando mi vida su alegría;
y las horas terribles de amargura
se volvieron auroras de armonía;
y mi senda se llena de ternura
cuando miro el fulgor del nuevo día.
Autor:Aníbal Rodríguez.