Ancho, rugoso, denso y cansado
Teñido de falso azul en ojos grises
He de insistirle al frío del alba
Que desacongoje mis dedos tristes.
Pues la oscuridad del cielo nunca otorgó nada
Y la luna gigantesca solo me guiñaba
En la burlesca porfía de tiernos bailes
Y la tosca charla de cuerpos tristes.
Contemplo así la infantil alma añeja
Que se posa bajo niñas aprecias y sonrojas
Ausentasen poco menos que remotas
Entre un manto
ferroso
que aún es el mismo.