Laideliz Herrera Laza

Sin poder retener nada en mis manos

 

Cargo las batallas de todos los minutos,
aplaco la sed con hiel desterrada,
cargo refugios sin sentido,
frivolidad, desespero.

Todo ha sido cambiado,
la dinámica natural del universo,
la relación entre los opuestos,
el arte de dialogar y discutir significados.

Todo lo que me enseñaron a odiar
debe ser amado.
Seguiré cayendo.
Lo falso, la duda, la sospecha
podrían ser el sostén de mi caída.