A media luz
los dos.
Aromas derrama la flor
de la canela.
Ardorosamente te voy quitando
la ropa:
la suave y delicada ropa íntima,
orillada de encaje blanco.
Tu desnudo la luna del espejo
refleja.
Los pezones acarician mi lengua
y manos.
Te beso en la boca húmeda.
Te pones el camisón de dormir:
camisón transparente,
de seda.
Paseo por tu monte
de Venus.
Un ramo de flores viste de pétalos
la alcoba.
El champán se alza
-copas entrecruzadas-.
Nos miramos el ansia de los ojos,
se unen las caricias,
se muerden las bocas,
los cuerpos se aman,
se aman y no se cansan
de amarse
en la noche de ofrenda.
Un grito de placer se nos escapa
al mismo tiempo:
nos ha venido al mismo tiempo
el éxtasis
de los cuerpos.
Los abrazamos con gustosa rabia,
que agudamente
de gusto nos traspasa...
(Sonríe
la luna
por la ventana.
Por los suelos, la delicada
ropa íntima...)
(Salvador)