Me alejé de ti, en esa esquina,
aquella tarde en que los ojos de los árboles
fueron testigos que mi corazón sangraba.
No quise mirar atrás, caminé de prisa
y solo escuché que gotas de agua
mojaban la sombra de mis pasos.
Quise creer que la brisa del aire
era quien lloraba tu partida.