Mis piernas son rojas:
Se declinan sobre la amnistía de tantas paradojas.
Tapizan senderos de escarcha y sin hojas.
Las puntas de los pies las guían.
Zigzagueando los salpicones de las carnicerías.
Carnicerías de sexo y de partos.
Asideros de las distancias que caen en el centro.
Y las aspiran las faldas con sus vuelos sin recato.
Se abrochan al paso como caperuzas de soberbia.
Y andan lo más deprisa que pueden, mis piernas.
Por esos mundos de Dios no escarmientan!
Mis piernas son rojas, porque no les cabe tanta fuerza!
Y se me agarran al cuerpo y desde sus muslos lo vertebran
Como titanes del hipotálamo, con tó su nervio y destreza!
Ahí se tengan como literatura abierta sobre la mesa.
Pa que se lean con sus líneas, sus metáforas y sus ánforas.