Me he acostumbrado a la soledad lejana de este armario blanco
La vasija de agua
y los granos de café sin aroma
La lluvia cae desde las seis e inunda de urbanidad las avenidas,
el río crece y la vida se revolca
¿hacia dónde se dirige el granizal?
Una capa de hielo ha cubierto mi cielo
Mi alfombra se ha vuelto etérea y escapa por la ventana
Soñé ayer con la sonrisa de una mujer
Quien a menudo frecuentaba en la calle entre Nantes y Havre
El hielo entra ahora por la ventana, en el espacio que creó la alfombra.
Escucho lenguaje y voces del vecindario
¿será que el hielo también les ha arrobado?
Camino a la luz de una luna creciente, imperfecta, sin luciérnagas ni grillos para guiar mi camino.
El hielo se apodera ahora de mi cuerpo y la tempestad se vuelve lúgubre, gélida.
Los ladrones de la ciudad no merodean con fantasmas.