Y ahora, en tu podredumbre,
incierta comunión de pronombres indecisos,
conoces el estertor último,
la deserción del corazón en territorios de
desconcierto,
donde apenas el llanto llega con su mutación
de respuestas dignas. Ah, qué comprendías
tú de la vida?, sólo un recipiente vacío y vacuo,
una estridencia de ruidos repetidos, fatuos y contenidos.
Ahora, tu verso libre, yergue sobre la pradera
contenido y continente y los aplasta.
La disección de los órganos dio
como resultado
la veracidad de tu hipocresía.
Deshielo en tus piernas, donde se sustraían
en silencio, las arañas del sexo, las competencias
contraídas.
Ah, pobre joven, qué entendías tú de vivir?
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