Desfallece el sol en sus ojos castaños, la noche asola lentamente como la fragua de un caudal naciente.
Ferviente deseo que nace al soñar contigo y verte aparecer en aquél pasillo su figura angelical.
Soy ajeno de su mirar.
Un soñador de su amor.
Un ruiseño de su caricia y encantó.
Un extranjero de su piel.
Quisiera algún día devorar su vientre.
Recorrer su pecho.
Tocar la suavidad de su espalda.
Y besar sus labios para caer en su embrujo.
Vago delirio que en mi corazón alberga en sus adentros y aún así pienso en ella a pesar de esta brevedad que me va consumiendo lentamente hasta nada más quedar en una ilusión del cual vivo día a día en silencio.