Pregunta entonces a las estrellas,
a ver si su trillón de años de sabiduría
te confía la respuesta al acertijo,
que atormenta el equilibrio de tu mente.
Descarga toda duda, derrama ante ellas
tu fragilidad nocturna trás el azul del día,
descifra todas las vías, discierne si se predijo
desde una antigua Creación astral, hasta los signos presentes.
Busca entonces dentro del universo,
a ver si su miriada de meteoros y cometas mensajeros,
te guía al oráculo cósmico,
que espera con paciencia tu perseverancia.
Escucha y dí si es benigno o perverso
este tiempo en eclipse de últimos y primeros,
asciende etereamente...para llegar hasta aquel celeste pórtico
donde en quieta levedad se esfuma toda incógnita.
Ruega entonces a la aurora boreal
a ver si brilla aun más intenso su fenómeno celestial,
para alumbrar lo incomprensible,
escondido en las tinieblas del ártico.
Prueba y ve que el destino sideral
resplandece cristalino y proverbial,
un génesis glorioso y concebible
establece su brillo catártico.
Una libélula distraida cuchichea en tu oreja
una palabra eterna que suave se refleja,
que sea mejor aceptar mi confesión,
un latido que ansía esa conexión
un paraíso libre de compromisos,
de reglas, tareas y caprichos
una declaración bajo juramento,
de ley universal como sustento,
en un lugar sagrado
que con verdad libera: tu ser encadenado.
\"He recorrido el tramo largo trasladando
mi pluma y mi tristeza y mi quién sabe cuánto\"