I.- Dame tu flash.-
Soy una bestia herida que gruñe
Para que tu munida indiferencia
No la mate.
Soy una batalla apocándose sin pasar a la historia,
Un murmullo que se muerde los colmillos,
Toda esta sangre en mis manos, tan mía que es tuya.
Mis ideas se van desmigajando,
Vuelo muy bajo, alejándome de mí mismo,
Planeo una fuga de la cómoda cárcel de olvidarnos.
El veneno con que brindamos
Duerme mansamente en mi saliva,
El único antídoto es la luz.
Dame tu flash.
Quiero penetrar en vos
Como en un océano de música,
Luego sonreír y deshacernos
Mutuamente, sin resentimientos.
Quiero pensarnos con los pies
Para sólo saber el camino a casa.
II.- Cuando nos abrazamos.-
La tierra de nuestra viña se ha secado.
Ya sólo se sostiene en un mínimo,
Trabajoso silencio.
No le germinan cuerpos, mesas, promesas.
De un lado pongo todo lo que crece aún
Cuando nos abrazamos,
Esa forma infinitamente nuestra
De hacer frutos del árbol caído,
El pulso incesante que nos convierte
En inquilinos de un paraíso trashumante.
Del otro lado, los escombros de una torre
Devastada hasta su última esperanza
Por el chicotazo de un relámpago;
Toda nuestra intragable soberbia,
Doctorados en idiocias varias,
Narcisismos con las rodillas raspadas
Y estas caligrafías perfeccionando
El arte de extrañarnos sin mediar palabra.
III.- Tímidamente íntimos.-
Sos la piedra que hace el camino,
La huella que no desprende de su zapato.
Lo que pensás sólo existe entre mis noches,
Como una brújula de humo
Donde algún verbo nos hace hombres
Y nos condena a constelaciones
De carne y besos.
Tu deseo revisa nuestras ropas
Colgadas en el respaldo
De la nada.
Tu deseo busca un cigarrillo.
Una lente harta de registrar
Tutoriales de separación,
Nos invita a volvernos
Tímidamente íntimos.
Pero por dentro tu voz te quiere solo,
Te encierra en algodones filosos
Donde mi grito nunca puede despertarte.
Sin fuerzas para acabar con todo,
Decidís no decidir, porque hay guerras-
Y amores-
Que se ganan
Soltando las armas.