Oscar Perdomo Marín
NO DEJARÉ DE BAILAR!
Que los muertos están muertos
y hay que dejarlos en paz;
los vivos usan los muertos
para trillar y trillar.
No dejan quietos los huesos;
no los dejan descansar,
buscando siempre un motivo
para rezar y chismear.
La gente es así, compadre;
unos vienen y otros van,
uno se muere en la calle
y aquel en el hospital.
El otro, cuando dormido,
se queda sin respirar,
pero al fin, todos se mueren
y el que acaba de llegar
va directo al cementerio
si no lo quieren quemar.
Entre la vida y la muerte
¡Yo se lo quiero contar!
El tiempo es un mentiroso
que nos las quiere cobrar,
cuando le decimos: para
que me queda por bailar
un poquitico de vida;
un traguito, nada más.
Pero el tiempo ¡Condenado!
Aliado a la muerte está
y me lleva cuando quiere
sin que yo pueda chistar.
Entonces ¿Por qué me quejo?
lo que pasa, pasará
y mientras pueda, lo juro
¡No dejaré de bailar!
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