Montañas de comidas,
de vidas, de salidas
que llegan con la moda,
muy cerca, muy arriba,
montañas de amistades
que queman como leña,
que saltan en tus brazos,
que miran la pequeña
verdad de ver de lejos,
desiertos y praderas.
Pantanos conyugales
que esconden mil pecados,
que traen alegrías,
misterios y tristezas
si no estoy a tu lado.
Montañas de basura
que al mundo se acomodan,
que nada las consuela,
que todo lo abandonan
para que nada duela
mientras que el tiempo loco
sigue corriendo tanto
sabiendo que eso es poco
al comparar el daño
que hago sin quererlo.
Envidia de un cariño
que sangra por los poros.