Guillermo Bustamante

Noción del éxtasis mientras miro tu rostro y tu madre reniega

A mi hija Yara

 

 

He llegado tarde

siempre ocurre así

al umbral rosado de tu rostro

con ese fardo de preguntas sueltas

que siempre va conmigo

y siempre callo.

 

Y de repente me detengo a ver

en detalle el cuarto la luz

los abalorios la ventana

para culminar oyendo a mi pesar

los ahogados gritos de tu madre

que nunca se corrige

repitiendo sin cesar que ya no alcanza la sal

para el almuerzo

con una expresión que solo sin pensarlo

aburre como todas esas cosas

que se conocen de antemano

como si el mundo –imagínate tu–

apenas existiera de puertas para adentro.