Frente a frente con la muerte...
Escuchadme usted señora,
esta voz es dirigida
a todos quién tanto lloran
esas cosas ya perdidas,
Las que el tiempo y su inclemencia
dejaron en el olvido
y tal vez por inconciencia
o por un mal cometido...
Se retrotrae a sus mentes
quizá con culpa o delirio,
marcando así su simiente
y una vida de martirio.
Arrastro yo cual la gente,
mis propias culpas y penas,
y mientras viva latentes
han de correr por mis venas.
Por tal razón le suplico
que alivie usted mi condena,
con su guadaña y su filo
llévese a ésta alma en pena…
Que quizá en el otro mundo
tal vez Dios la regenera,
pues aquí vaga sin rumbo
y en una intensa pelea.
Se ríe usted al mirar
una oveja descarriada,
que ha hecho mal al pasar
a seres a quien amaba?
Es verdad y me hago cargo
no lo pude remediar,
muchas veces sin pensarlo
errando fue mi accionar.
No se vaya se lo imploro;
pero ella se alejó,
con ese cuerpo sin rostro
sólo una risa esbozó.
La negra Parca que un día
vino a mí y me visitó,
dejándome en agonía
con mi profundo dolor!
Luis A. Prieto
martes 27 de febrero de 2007.
Buenos Aires
Argentina
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