Amaneció lloviendo
y lloraba mi alma,
sobre la lluvia
que lo empapaba todo.
Una cruel borrasca
inundaba los sentimientos
más profundos.
Observé la lluvia
rugir en mis entrañas
destrozando hilo a hilo
la tela que me resguardaba.
Insensible tormenta
enigmática y cálida,
que tenebrosa espera.
Por fin amaneció
lloviendo en el pasado,
y una suave brisa
aclaró los nubarrones
que en un instante se impregnaron
con los rayos de sol.