Desperté sintiendo el calor que emana el cuerpo de mi amado;
bajo la luz de la luna logro ver su rostro tan natural y calmado,
no me he dado cuenta y mi corazón se acelera entusiasmado,
toco sus mejillas y le obsequio un beso mientras de sorpresa él me corresponde:
-¿No estabas dormido?
-Me han despertado tus latidos.