Todo amanecer trae
con el viento el susurro
de tu nombre que impetuoso cae
en la conciencia de un alma fascinada,
sobre un corazón motivado
que en la sombra del silencio
ahoga un grito ilusionado
que explota en una mirada oculta
y esquiva que se pierde
en el sociego de un momento
en que te estoy pensando,
si de repente yo te roso
mi mundo se vuelve loco,
un latir acelerado
brota inesperado
y mi pulso acongojado
constantemente tiende a vivir desesperado.