Corazón que cruzás
La mirada adyacente y cóncava
Mitológica y sabia
Del Antaño…
De los Estoicos..
De los Cruzados…
Decime, si éste mi canto trémulo
Que sale apretado en tenazas candentes
De horrores
Que no sabés…
Puede
Con este hilo de voz que
No anida en el Existir..
Amanecer con este grito ausente
Hendido y sepultado
en oxidadas jaulas
Del aura joven
De la niña que fui…
(Añoso Preludio
Enraizado en valses y música.
En las disonancias de Amadeus
En los valses amados por mi padre
Del inolvidable Strauss).
En la Quinta de Beethoven
En la que llama a su puerta
La mismísima Muerte
A ese alivio del No Ser.
Devenir acotado
El mío…
Sin desvelo de mi espíritu
Obnubilado
Que ya no cree más
en la mágica mena
ni en la maestría del Tiempo.
Ya soy éste,
Un solitario instante
Que decae
Y muere
Lentamente
Sin entender…
Sólo sufrir….
(Patricia)