Bienvenida es su apertura, bienvenido es su camino, aquello que revela su emblemático destino. El paisaje de los edificios abandonados, aprietan cada garganta que se imagina progreso y fracaso. La aventura de buscar trabajo, se identifica con demoras y retrasos. El hambre y la impotencia, se involucran firmemente en el diario vivir. Mientras el río seco de sangre amenaza el barrio entrante, porque ni el agua mezcla su líquido por su ausencia a las tierras y remotas familias. Enfrento la realidad, del bello panorama de cultura llena de oportunidades, que hoy la tengo presente en recuerdos abundantes. Solo me explico a mi mismo que soy el culpable, porque debo ser consiente que el voto de culpa es como yo, y como tú.