Para que no te lances a la búsqueda
del producto más barato, ni te encomiendes
a la horma de tu zapato, he decidido
dejarte lejos, tan cerca como mi olvido.
Y una piedra en la suela de tus bailarinas,
para que no te arredres ni te pierdas
si acaso el manto de la desdicha, aprieta
como llave de manivela.
Para que empieces a creértelo, y a creer
en ti misma, te vendo con gusto
mi traje de hada madrina.
Y para que no fuerces en pelea
al destino, ni andes a gritos
como don Álvaro, te cedo una escayola
con el garabato de mi firma.
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