Envidio
a quienes odian y se matan
o se hacen morir
qué carajo
tal vez ellos si tienen acceso a la palabra
al dulce nombre
o nacieron con los signos al derecho
y ese vigor necesario para vencer el miedo
Envidio
al felino chofer de la ciudad
y a quienes
desisten de estar en defensiva
y golpean hondo hondísimo
y a los que trabajan con el sueño hipotecado
y el asco no intercepta su felicidad furtiva