YEM

Su mirada

La mirada encantada, esos ojos brillaban, porque habían sentido desde los tuetanos el escalofrío de la felicidad.

Y repercutia en su semblante amable, pacífico, inequívoco de tanto amor.

Nunca se le vió brillar los ojos en la forma que lo hicieron desde el día que su amor existió.

Y eran felices porque era genuino, un amor compartido, sincero, exponencial y expontaneo. 

Nunca se le vió brillar así la mirada desde que se enamoró de él.