Pablo240

Cafeínas y mañanas

¿Para qué sirve la tragedia o los versos?

preguntaba un hombre dúctil

¿Y de que sirve un ocaso en la orilla,

un café frente a las nevadas,

la sonrisa en el columpio,

el beso de una madre, 

si no es para aminorar nuestro abismo?

 

La sencillez de la taza 
moldeada
 tras horas y horas

lleva en sí un elixir

que devuelve el calor al alma.

 

Un enclenque febo 
se asoma entre los rascacielos
 
No obstante los tamaños o las siluetas,

el resplandor enérgico no ceja.

 

El mismo astro que vieron

los romanos y sus templos

que guió a los vikingos

que esperanzó a Colon o a los peregrinos,

Es la misma esfera

que acompaña un café 
alentándonos a vivir.