Fue aquella noche y ninguna otra,
un espacio dibujado por nuestra piel,
miradas de gozo ingenuo y perpetuo,
una habitación palpitante testigo silente.
Era el instante fugaz de una levedad,
plenitud con alientos de suspenso,
dos mundos detenidos e ingravidos,
silencios amantes en cada rincon latiendo.
No quedaban mas noches que aquella noche,
estaban todas las noches allí juntas,
noche de tibias caricias como petalos de rosa,
horas muriendo condenadas por cada suspiro.
No hubo noche igual...estaban todas allí,
aquella habitacion en la que nunca amaneció,
todas las noches juntas se rindieron eternas,
entre la piel y cada beso cayendo en tu alma.