Las lluvias de San Felipe,
fuertes como su gente,
truenan y relampaguean
en su tropical ambiente.
Lluvias yaracuyanas,
al son de las campanas,
susurran sonoras
a la flora, a la fauna
Cuando se va el verano, llueve a cántaros en mayo
llega a mojar, el invierno,
a su sediento paisano.
Inicia la siembra
en la tierra feraz,
el hombre en su faz,
se esmera en cosechar.
Oh lluvias de San felipe,
entre lunas y soles,
nacen frutos y flores,
y lo mejor de ti,
tus bellos primores.
Chubascos enamorados
que besan los campos,
reverdecen los pastos,
y los bañan de encantos.
Esos chaparrones,
riegan a llanos y montañas,
cual manantial que refresca
el valle de las damas.