El menú de amor se perdió.
Nada hierve en tus caricias, se helaron mis memorias.
Café de tus ojos se enfrió
viéndome como niña, cuando ve zanahorias.
Mi corazón se lo bebió
para comenzar a digerir viejas historias;
tu café a otro le sonrió
calentando en tu cafetera, nuevas euforias.
Tú trabajabas de mesera,
yo como estudiante te visité entre semana
diciendo ¨voy, que ella me espera¨
Me viste como príncipe, luego como rana...
La receta la probé entera:
\"Amor es café hirviendo, que se enfría mañana\".
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El aroma a café sigue impregnado por horas
pues lo hueles aunque ya no esté;
existe un recuerdo tácito, amargo que añoras,
lo respiras aunque se fue...
Un amor seco o granulado, de esos que lloras
es como un caliente café,
lo extrañas como abrigo en ansias acogedoras
y lo comparas con el té.
Aunque tu adiós resultó amargo
y tu buen menú te reembarcó a otros bares,
bebiendo letras me recargo.
Fuiste mesera que me servía sus manjares,
el eterno aroma que cargo,
que lo paseo a veces, en tardes o en lugares.
Una taza llena de amor que se enfrió y se fue
profesa que escriba en letargo...
As en verso barajaré
para quitarme a sorbos el recuerdo que cargo.
Un amor con sabor a pasado y a café
me ha resultado ser muy largo;
trato hoy de degustar un té
mas siento en mis labios, el mis venas... el amargo.
Del menú, aquel café abrigador que te pedí
lo das en mesa que no es mía,
y admito que contigo... la propina perdí;
y así, quiero firmar el fin de esta travesía,
pues como estudiante aprendí
¡Qué muere el amor servido... en una taza fría!
...s. ....l