Es tanta mi oscuridad que no recuerdo las
ciudades
La ira que guardo en cada poro
sería incomunicable si estuviera muerto
Me han roto más de una vez esta piel
y la sangre que he visto brotar del fondo
de mi almacén de venas
es incapaz de narrar este suplicio
He estado en cárceles de estreno
donde el espíritu es saludado a garrotazos
Me han dicho cobarde
he decepcionado a quienes me creyeron infalible
invariable
y animal doméstico sin duda
Por poco he estado al margen
del delirio colectivo
a pesar de que sueño con ejércitos de hambre
Jamás he tenido certeza de mí mismo
Sólo poseo una constancia voraz de mis errores
Durante largas noches, viajes insomnes,
puertos abstrusos
acompañado a ratos por la lucidez del viento
la noche como punzante fiebre interminable
he comido carne con gusanos
acostado continentalmente sobre bultos de cemento
He sido también un hombre del desierto
si así se puede llamar a quien sale a la calle
y sólo encuentra almas de arena
Los cactus de nuestras costumbres
han transcurrido ante mis ojos
y me han regalado una expresión de júbilo
difícil
entre cada espina de su corazón delicuescente
Sólida de horrores
mi memoria
ha logrado contener la trepanación de sus secretos
más grises
A veces ha tenido que subir
hasta el sombrero de los grandes edificios
a rehacer mis pasos en la manigua de concreto
He construido mi vida
con virutas de agua
bajo la sombra de trenes misteriosos
y esa agua se ha ido evaporando
y el estanque casi ha quedado vacío
como si el sudor de tanto domingo febril
y la sal de tanta inocencia atropellada
al pasar frente a la luz del mediodía
y la sabia de tanto sacrificio universal
ratificara la inutilidad de toda prisa
He sido lineal fugaz espectral
rinoceronte aritmético
He vencido pero también he sido derrotado
Me han invadido la conciencia
han parcelado mi sensibilidad
me han dicho sigue este camino
y no he recibido siquiera una bicicleta
para lanzarme solidariamente con ella entre las
sombras
Me han envuelto las manos en asfalto
han querido ocupar mi lugar
como si apenas se tratara de un cambio de
repuestos
me han cortado el grito
y han hecho trizas mi palabra
Pero jamás me detendrán el gesto
y estos ojos que nacieron debajo de mi frente
estarán siempre al acecho
serán siempre leales
Esto no lo podrá evitar el más intruso
el más poderoso el más ejecutivo de todos los
hombres
Son cosas sin remedio
no tienen salvoconducto son puras
bruscas
irreconciliables
pertenecen a cada uno especialmente
y son de todos en conjunto