Tengo miedo de mi cuerpo, de mí mismo
de estar a solas poblado de animales
que desnuden la ansiedad de estar despierto
Tengo miedo de acabarme por mí mismo
por estas manos, por estos pensamientos
que sumergen su furia como estatuas
hechas conmigo, de lluvia de aguijones.
Camino entre las cáscaras de tomate
abrasadas de sol, tensas, vueltas cárcel,
ramajes, estambres, yedras como infierno.
El miedo equinoccial venda mis piernas
y vestidos de nubes llueven conmigo.