Fátima Aranda

Iconoclasia

Atestiguando vivencias llego a la conclusión

de que estamos hechos del cómputo silábico

que diferencia un soneto de un verso libre,

de la esencia intangible que da lugar al poema,

de la emoción que esconde, del ritmo que lo guía,

de la voz que lo declama.

Somos poesía.