Igual que los quetzales, que al verse prisioneros
extienden sus plumajes tratando de volar;
los sueños de mi pueblo, con gritos de guerreros,
defienden sus derechos, que quieren destrozar.
Las garras asesinas de dos chacales fieros,
por negras ambiciones, los quieren conculcar;
y mandan sus jaurías, que son los cancerberos,
que quieren con sus balas conciencias acallar.
Mas siempre Nicaragua camina bien altiva,
con fe y con esperanzas, que no se han de extinguir;
y corre por sus venas la sangre combativa
que nunca los tiranos pudieron abatir;
que brilla con la flama de lámpara votiva,
que alumbra los caminos de luchas a seguir.
Autor: Aníbal Rodríguez.