El árbol, susurra en la brisa su canto
el cantor, callado mira el camino
el ternero bala por su madre
el poeta arruga su escrito
el sol, lleva un retraso imperceptible
las manos tiemblan, sobre el teclado
la frase, ya está en mi mente...
He visto, el viaje forzado de estar
en la caída infinita del transitar
por ese cielo inmenso
subiendo al suelo…
Detrás del horizonte
las nubes esperan pacientes
ser gestadas
en nuevas tormentas
mientras
tras la ventana
espero paciente
animarme
a ser yo mismo
en la eterna rutina
de ese día repetido
en la eternidad
del mirar
preguntando
si ha de ser
hoy el día
en que mis alas
puedan volar
como estas palabras
por el solo hecho de ser dichas
detrás de la ventana.
En tanto
la calle desierta
se va oscureciendo
ocultándose
en sus propias dudas.