A medio otoño, casi del olvido
volviendo con la rosa del verano;
el mar del corazón bajo tu mano
y el camino de ayer para el oído......
«Casa sobre tu pecho», Claudia Lars
Su amor es un río voraz
que surca y envuelve
mi mansa y recta vara.
Y cuando forjo su tierna alma
en mis rimas la luna se estremece
de envidia, pero el sol suele
ponerse frente a su ventana.
¡Ah, sí, nuestro amor es una rosa
del verano!
Un milagro entre todas estas necesidades.
Una rosa del verano,
un arroyo, un milagro...
En el salón privado ¡ahí sí!
todo esto cambia.
Se diluye su rostro. Derrama
sus caderas sueltas, sus senos
y su culo los deja en el baile...
Me impacta verla menearse
frente a mí escuchando
su colección de boleros.
¿Pero por qué no mejor colecciona
y escucha los versos lirios que mi
alma le canta? ¿Acaso no quiere
que vea sus curvas deshaciéndose
al son de mis rimas del alma?